Se conoce como empresas zombi aquellas empresas activas cuya supervivencia en el mercado está estrechamente relacionada con la concesión de ayudas públicas, financiación y refinanciación constante y barata.

Esto provoca un desajuste en el mercado dado que la ley de oferta y demanda pasa a un segundo plano, sobreviviendo empresas con escasa o nula rentabilidad y desincentivando la búsqueda de la misma.

Después de la crisis financiera y la recesión económica, muchas empresas españolas afrontaron dificultades financieras aumentando considerablemente el número de empresas zombi en el país. Estas empresas dependen constantemente de inyecciones de capital o crédito para mantenerse a flote, obstaculizando la eficiencia del mercado y afectando al empleo.

Aunque el gobierno y las instituciones financieras han implementado medidas para abordar este problema, la pandemia de COVID-19 ha agravado la situación económica. Es crucial comprender y abordar el fenómeno de las empresas zombi para promover el crecimiento empresarial saludable y mitigar sus impactos en la economía.

 

Remontémonos a los orígenes

Durante décadas, las empresas zombis han constituido un fenómeno recurrente en momentos de crisis económicas y financieras. El término “empresa zombi” se remonta a la crisis financiera de Japón en la década de los 90, durante la cual se produjo un estancamiento económico a consecuencia del estallido de las burbujas financiera e inmobiliaria, obligando a muchas empresas a depender de préstamos bancarios para sobrevivir.

La década de los 90 nos presenta también un caso emblemático: el auge de las puntocom. Entre los años 1998 y 2001, muchas empresas tecnológicas experimentaron un rápido crecimiento y captaron inversiones masivas, pero no lograron generar los ingresos suficientes para ser sostenibles. Al estallar la burbuja, estas empresas se vieron insolventes y dependientes de inyecciones de capital para sobrevivir.

El término “empresa zombi” no se populariza hasta la crisis financiera global de 2008-2009. La Gran Recesión afectó a empresas de todo tipo, en la gran mayoría de lugares del mundo, provocando un aumento exponencial de este tipo de empresas y marcando indeleblemente la historia de la economía.

Ante la falta de liquidez y las difíciles condiciones económicas, muchas compañías se vieron obligadas a depender de financiamiento externo para mantenerse a flote, a pesar de su falta de rentabilidad.

En resumen, la historia de las empresas zombi está marcada por momentos de dificultades económicas y financieras. Su presencia ha sido evidente en crisis financieras, especialmente en sectores como el tecnológico y el energético, y en diferentes países alrededor del mundo.

 

¿Qué caracteriza a una empresa zombi?

  • Dependencia de financiamiento externo.
  • Insostenibilidad financiera.
  • Baja productividad y rendimiento.
  • Estancamiento o declive.
  • Incapacidad para pagar deudas.
  • Falta de innovación y adaptabilidad.
  • Poca inversión en desarrollo a largo plazo.

 

¿Qué impacto generan en la economía?

Un alto porcentaje de empresas zombi en una economía es motivo de preocupación a largo plazo, ya que puede conducir a una disminución en la productividad agregada a través de dos canales: la asignación inadecuada de crédito y la congestión de empresas zombi.

La asignación inadecuada de crédito se refiere a mantener con vida a las empresas zombi, lo cual reduce la productividad agregada, pero también genera un efecto de desplazamiento si el financiamiento a empresas zombi limita las restricciones crediticias de las empresas con alta productividad.

La congestión de empresas zombi ocurre cuando una alta tasa de supervivencia de empresas zombi distorsiona la competencia en el mercado, ya que estas empresas pueden obtener crédito en mejores términos y condiciones que el resto de compañías. Este fenómeno reduce las ganancias de las empresas saludables, disminuye su crecimiento en inversión y empleo, desalienta la entrada de nuevas empresas, provoca una asignación deficiente de recursos productivos y, como consecuencia, puede llevar a pérdidas de productividad elevadas en las industrias dominadas por empresas zombi.

 

Situación actual

Hoy en día, las empresas zombi siguen dependiendo principalmente de refinanciar su deuda para mantenerse a flote. Estas entidades tienen un alto riesgo de quiebra si de repente no pueden cumplir con sus obligaciones mínimas de deuda. Además, su proliferación continúa.

Según un estudio de septiembre de 2022 titulado «The Walking Debt: Zombie companies are on the increase worldwide«, realizado por Kearney y que se basa en aproximadamente 4,5 millones de registros de datos de alrededor de 70.000 empresas cotizadas de 154 industrias y 152 países, las empresas zombi representan el 4,7 por ciento de todas las empresas cotizadas a nivel mundial, habiendo aumentado en un 10 por ciento desde 2021.

Otro estudio, realizado por Informa, indica que, en 2023, se han identificado 48.049 empresas zombis en España, representando el 3,67% del total de sociedades activas. El estudio muestra que el número de empresas zombis ha aumentado un 1,78% en comparación con el año pasado. Además, el 46,09% de las empresas zombis del año pasado no ha mejorado su situación.

Madrid y Cataluña son las comunidades con más empresas zombis, concentrando cerca del 40% del total. En Madrid se encuentran 9.323 empresas zombis, seguida de Cataluña con el 18,9%.

 

¿Cómo podemos abordar el problema?

Se evidenció por primera vez en Japón, a principios de los años 90, que los bancos “débiles” tenían incentivos para no cancelar el crédito otorgado a las empresas zombis, ya que esto los llevaría a incumplir los requisitos regulatorios de capital, algo que también parece haber ocurrido en Europa después de la crisis financiera global.

Para romper los incentivos de refinanciación que enfrentan los bancos, se ha argumentado a favor de una supervisión y regulación bancaria más estricta para mejorar la salud del sector bancario:

  • Recapitalizaciones bancarias para evitar que los bancos actúen de forma arriesgada.
  • Aumentar el número de inspecciones in situ no anunciadas.
  • Realizar ejercicios creíbles de pruebas de estrés.

Además, las leyes de reestructuración y quiebras bien preparadas para las empresas también pueden ayudar a mitigar los efectos de congestión:

  • Mayores amortiguadores de capital regulatorio o menor cantidad de préstamos no productivos (NPL).
  • Una postura macro prudencial más estricta para limitar las prácticas de préstamos a empresas zombis por parte de los bancos.
  • La preparación de los países para manejar una reestructuración a gran escala de empresas.

“Se considera imprescindible, por tanto, una actualización y mejora de las medidas actuales para conseguir reducir el número cada vez mayor de las empresas zombi, paliar los efectos devastadores que estas tienen sobre el sistema económico y potenciar, de esta manera, la salud empresarial del mismo.”

 

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