Comenzamos el mes de junio de 2022 y cada semana que pasa son más los organismos oficiales y analistas que revisan a la baja sus previsiones económicas para los próximos meses. El comienzo del año vino marcado por la ola final de la pandemia, seguida de facto por el inicio de la guerra de Ucrania, que afianzó unas tasas de inflación realmente altas no vistas desde hace más de 40 años.

Por si esto fuera poco, vuelven a asomar los fantasmas del pasado en los que la elevada prima de riesgo puso en enormes dificultades a la economía española, aumento de forma significativa la probabilidad de impago de nuestra deuda soberana.

“Vuelven a asomar fantasmas del pasado con un posible incremento de la prima de riesgo.”

Las altas tasas de inflación que comenzaron a finales del 2021 tenían su origen principalmente en la enorme escala de precios energéticos y de las materias primas y los analistas coincidían en señalar la importancia de observar la inflación subyacente (que excluye la energía) como indicador principal de que el fenómeno inflacionista era coyuntural. Pues bien, el dato es del 8,7% de inflación y la subyacente roza el 5% con lo que en apenas un mes de han difuminado las medidas del gobierno, trasladándose la inflación energética al resto de sectores de la economía.

“La inflación subyacente roza el 5%, difuminando las medidas del gobierno de los meses anteriores.”

Por tanto, la inflación energética inicial se ha adentrado dentro de nuestro sistema económico a través de la inflación subyacente y, en definitiva, estas elevadas tasas de inflación han llevado a los Bancos Centrales a cambiar su política monetaria.

La FED, tras prácticamente 40 meses, ha subido los tipos de interés en 0,25 puntos y ha anunciado nuevas alzas de tipos en los próximos meses y el BCE, por su parte, ha confirmado su intención de subir los tipos de interés el próximo mes de julio y lo que es más importante; continuar con la reducción paulatina del programa de compra de deuda soberana de los países de la eurozona.

“La retirada del paraguas del BCE puede conllevar dificultades de financiación a países con sus cuentas públicas deterioradas.”

Una vez finalice este programa, ¿a qué precio podrán los países colocar su deuda soberana sin el paraguas del BCE? Existen países dentro de la eurozona, como España e Italia, que no han aprovechado este periodo de protección del BCE para ajustar sus cuentas públicas y ahora tienen unos déficits presupuestarios y niveles de deuda pública muy por encima de los estándares recomendados. Estos factores de riesgo pueden instaurar el miedo en los inversores que exigirán una remuneración más elevada por la compra de nuestra deuda y esto, podría provocar una escalada de la prima de riesgo.

De hecho, el mercado ya está descontando estas dificultades y en la última subasta del Tesoro español se tuvo que ofrecer un 2,046% de interés, mientras que hace un año y medio se llego a pagar un 0% por la emisión de nuestra deuda soberana.

El incremento del coste de nuestra deuda soberana ha subido en 2 puntos porcentuales en apenas un año y medio.

En definitiva, además del seguimiento de los riesgos asociados al crédito derivados de la retirada de estímulos económicos por parte de los Estados, no debemos obviar el riesgo país que puede entrar en escena por una política monetaria restrictiva del BCE para luchar contra la inflación y que tendrán su reflejo en el incremento de la prima de riesgo.

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