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Afortunadamente las noticias del fin de semana dicen que la mora en nuestro país ha bajado dos puntos en los últimos meses. Sin lugar a dudas es una buena noticia para nuestra economía. Pero ello no soluciona el reto que nos plantea el tratamiento de la gestión de cobro de las carteras existentes, las cuales día a día se hacen más “viejas” y con titulares reincidentes y repetidos. La acción de cobro paulatinamente es más difícil y costosa.

Ante esta situación muy común están los fondos que poseen carteras, así como entre los Master Servicer que las trabajan, es por ello que en Grupo Incofisa hemos desarrollado estrechamente con ellos un sistema integral de tratamiento de carteras de fallidos e ilocalizados. El proceso se basa en una segmentación en cascada mediante varios procesos cuyos costes van de menos a más (tanto económico como temporal ) con el objetivo final de minimizar el coste total del proceso.

Primer paso, contactabilidad:

Una buena gestión de cobros pasa necesariamente, almenos en la vía amistosa, por una correcta localización del deudor. Es por esto que el primer paso que realizamos en nuestro proceso es segmentar la cartera en tres grupos:

  • Grupo A, o de alta posibilidad de contactabilidad
  • Grupo B, o de media posibilidad de contactabilidad
  • Grupo C, o de baja posibilidad de contactabilidad

Los porcentajes varian según varias propiedades de la cartera, pero las que influyen más son la antigüedad y el procentaje de extranjeros, siendo ambas inversamente proporcionales a la cantidad de elementos que nos encontramos en el grupo A, o de máxima posibilidad de contacto. De media el 25% pertenecen al grupo de alta contactabilidad, 45% a los de media contactabilidad y el resto, el 30%, a los de baja posibilidad de contactar con ello. El resultado final del proceso, es que hemos reducido la masa a tratar en un 30%, de una forma rápida y económica. Este segmento recibirá un tratamiento diferenciado que en un post futuro trataremos.

Segundo paso, búsqueda de teléfonos

Aparcados los expedientes con poca probabilidad de encontrar lo que nosotros conocemos como «localizadores» (teléfonos, emails, direcciones, redes sociales ….) pasamos a la fase dos, que consiste en una búsqueda de teléfonos de los expedientes del Grupo A y B de la fase anterior. Estos teléfonos no han sido verificados pero nos ayudarán a segmentar los grupos A y B, ya que en la fase 1 estábamos hablando de una posibilidad de contactabilidad, no de una realidad.

Tercer paso, comprobación de localizadores

En la tercera y última fase, el cliente decide que localizadores del segundo paso se verifican realmente. Un teléfono consta como verificado sí hemos hablado con el titular del mismo o una persona muy allegada al él. El cliente conoce cuantas llamadas se han efectuado, cúando y en que franja horaria.

Con estos sencillos pasos conseguimos tratar grandes masas de expedientes con un coste y una rapidez que nos han permitido situarnos entre las más prestigiosas empresas de gestión de ilocalizados del país.
Algunas notas finales

  • La realización de una fase no obliga a realizar la siguiente, el cliente puede decidir cuando finalizar el proceso
  • En cada fase se realiza un estudio de coste y un presupuesto cerrado antes de inciar la misma
  • El importe es inversamente proporcional al volúmen tratado

Un saludo

Manolo Urquizar